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Coches eléctricos: 3 claves que debes conocer

Publicado el 04 de March del 2020
App , Consejos , Vehículos Eléctricos

 

La venta de coches eléctricos sigue en aumento, a mediados del 2019 los datos mostraban un incremento del 132% respecto al mismo periodo del año anterior. Cada vez hay más marcas que se suman a esta nueva tendencia y que están invirtiendo grandes sumas de dinero en el desarrollo de coches eléctricos y en la adaptación de sus modelos anteriores a este tipo de vehículos.

Pero no sólo esto, el surgimiento de nuevas políticas anticontaminación y la posibilidad de la futura entrada en vigor de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética son factores importantes por los que los coches eléctricos abundan cada vez más en nuestras calles. Este anteproyecto de ley establece la intención de poner una fecha límite a los vehículos ligeros de combustión para el año 2050 en España. Turismos y vehículos industriales ligeros deberán ser, dentro de 30 años, libres de emisiones de CO?.

La transición energética será, sin duda, el futuro del sector de la automoción por eso, te contamos tres claves debes saber sobre los coches eléctricos:

 

1. Autonomía de las baterías

Aunque los primeros coches eléctricos tenían una autonomía muy limitada, los avances tecnológicos han permitido grandes mejoras tanto en su autonomía como en sus prestaciones. Ahora muchos de los modelos disponibles a la venta ya superan los 300 km de autonomía eléctrica, y existen también modelos que llegan a superar los 500 km.

Las baterías de estos vehículos suelen tener un precio bastante elevado, pero hay que tener en cuenta que las mejoras en las baterías avanza a pasos agigantados y que buscan el aumento de la autonomía de la carga, manteniendo un reducido tamaño y peso.

Los nuevos modelos presentan una vida útil muy larga y en el momento de la compra ya cuentan con una garantía específica del fabricante que determina una duración de hasta 8 años. En el caso de que la capacidad de la misma se vea reducida antes de dicho tiempo, muchos fabricantes ofrecen el cambio gratuito de la batería.

 

2. Puntos de recarga y tiempo que tardan en cargarse

Como decíamos en el anterior punto, en los últimos años las baterías han vivido un gran salto tecnológico que ha permitido aumentar tanto su autonomía como la velocidad a la que se cargan. Ahora mismo, la oferta de vehículos eléctricos disponibles en el mercado es perfecta para uso urbano o para utilizarlo durante el día y al llegar a casa por la noche dejarlo cargando el tiempo que haga falta. Ahora bien, para trayectos más largos, puede resultar algo más incómodo.

Pero ¿exáctamente cuánto tarda en cargarse? Pues, lamentablemente, no podemos determinar un tiempo único de carga de los coches eléctricos, ya que existen tres velocidades diferentes que varían en función del modelo del vehículo y de la batería que lleve, del tipo de punto de recarga y de la potencia de corriente que tenga dicho punto:


  • Carga lenta (entre las 5-8 horas): Es la carga básica y con menor potencia que realizan la mayoría de los coches eléctricos del mercado. Suele ser la disponible en puntos de carga domésticos o privados como los que podemos encontrar en centros comerciales, lugares de trabajo o parkings públicos. Este tipo de carga proporciona una corriente alterna monofásica a 230V, 16A y con 3,6 kW de potencia máxima y tarda en cargar entre 5 y 8 horas. De todas formas, existe ya una variable de este tipo de carga que utiliza una corriente alterna trifásica a 400V y 16A, lo que rebaja considerablemente el tiempo de carga a entre 2 y 3 horas, con 11 kW de potencia.
  • Carga semi-rápida (entre 1 hora y media y 3 horas): Este tipo de carga consigue reducir el tiempo en el que nuestro coche eléctrico se carga, al menos a la mitad de su capacidad, en menos de tres horas. Utiliza una corriente monofásica de 230V, 32A y 8-14 kW. Como la anterior, hay otra variante que, con corriente alterna trifásica de 400V, hasta 63A y de 22 a 43 kW conseguiría recargar una batería en 30 minutos. Lo que sí que es verdad es que este tipo de cargas no son muy comunes ni se encuentran aún demasiados puntos de carga (público o privados) que la dispongan.
  • Carga rápida o súper rápida (entre 5 y 30 minutos): Con la carga rápida, conseguimos acercarnos bastante al tiempo que se tarda en repostar carburante en los coches que utilizan combustibles fósiles. Este tipo de carga es la que deben ofrecer los puntos de recarga dispuestos en gasolineras o con mucha afluencia de usuarios, para que no tengan que estar demasiado tiempo esperando a la recarga y evitar la saturación del punto en concreto. Utiliza una corriente continua de hasta 600V y 400A, y llega a los 240 kW de potencia, lo que ofrecería una carga del 80% de la batería en un periodo de tiempo que va de los 5 a los 30 minutos.
  • Si buscamos una carga súper rápida, tendríamos que contar con una corriente alterna de 500V,  y una potencia de 250A y 220 Kw. Recargaríamos casi toda la batería de nuestro coche en tan solo 10 minutos.
  

Aún queda tiempo, como vemos, para que se extiendan los puntos de recarga más rápidos, pero sí que debemos destacar que ahora mismo la distribución en España de los puntos de carga eléctrica en general es bastante dispar y descompensada en según qué sitios.

De todas formas, se pretende que para dentro de 22 años no haya más de 100 km de carretera sin uno de ellos. Así pues, cada vez contaremos con más puntos donde recargar las baterías de nuestros coches eléctricos, no sólo en nuestras calles, si no también en gasolineras, sumándose a los 4.545 que hay ahora mismo en nuestro país, muchos de los cuales se pueden encontrar fácilmente desde la aplicación para móvil de Bip&Drive, que incluye su localización, información sobre los puertos de carga disponibles así como del tipo de conector del que dispone.

 

 

3. Altos precios de venta (pero que a la larga compensan)

Es bastante fácil entender las razones por las que los coches eléctricos resultan algo más caros que los de gasolina o diésel a la hora de comprarlos: las baterías tienen un coste elevado y el coste de fabricación de un coche eléctrico es mayor que el de los coches convencionales. Al haber menos demanda de este tipo de vehículos, los costes se elevan pues no es lo mismo fabricar grandes cantidades de coches de combustión al año, frente al número reducido de coches eléctricos que se demandan. Seguramente con el tiempo, los precios irán bajando según aumenten las ventas.

 Pero, aunque de primeras tengamos de desembolsar más dinero por el coche, a la larga estaríamos ahorrando en muchos factores:

  • Menos impuestos: El primero de ellos sería el impuesto de matriculación, ya que todos los vehículos eléctricos están libres de pagarlo. Otro impuesto que se reduce es el de circulación (Impuesto a Vehículos de Tracción Mecánica), que, aunque lo establece cada ayuntamiento a su parecer, suele ser de media un 75% más barato que para los coches de motor de combustión.
  • Ayudas del Estado: También hay que tener en cuenta las ayudas que hay en este momento para incentivar la compra de los coches eléctricos y que hacen menos “dolorosa” la inversión inicial en nuestro vehículo. El Plan Moves, activo ahora mismo en España, no sólo otorga una ayuda económica para la compra (unos 5.500€), sino también para la instalación del punto de carga público o incluso privado.
  • Menor mantenimiento: Otro factor a tener en cuenta a largo plazo es el reducido coste de mantenimiento que tienen los vehículos eléctricos, que supone en torno al 20 y el 42% inferior a la que presentan los coches con motor de combustión. Su mecánica es mucho más simple y requiere menos mantenimiento.
  • Ahorro en combustible: La gasolina y el gasóleo son caros a la larga y, aunque tengamos en España uno de los precios más altos de la Unión Europea en electricidad, sigue siendo más barato a largo plazo disponer de un coche eléctrico que uno de gasolina o de gasóleo.
  • Adiós al parquímetro: Otro punto a destacar, con un coche eléctrico no tenemos restricciones, ni tiempo límite, ni coste a la hora de pagar en las zonas de estacionamiento regulado de muchas ciudades.

 

No sólo ahorramos en impuestos, mantenimiento y combustible, sino que en diez años amortizaríamos con creces el precio del vehículo. Sin olvidar que estaríamos siendo mucho más respetuosos con el medio ambiente.

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